El pasado mes de septiembre, el Juzgado de lo Social número 10 de Las Palmas de Gran Canaria, declaró improcedente el despido de una trabajadora del sector hotelero, que había sido sustituida, por la dirección de su empresa, por un robot.
Si bien en un primer momento, la empresa calificó el despido como objetivo, aduciendo razones técnicas, organizativas y productivas, el juzgado no considera que la sustitución de la trabajadora por la máquina pueda justificarse exclusivamente en razones de mejora de la competitividad empresarial.
Aceptar este razonamiento abriría las puertas a despidos masivos, por causas objetivas, y, en consecuencia, a la vulneración masiva de los derechos laborales de los trabajadores, supeditándolos al mayor rendimiento empresarial.
Seguramente este debate va a surgir reiteradamente en un futuro próximo, como consecuencia de los procesos de transformación digital y automatización de los puestos de trabajo, que cada vez están llevando a cabo más organizaciones.