El concepto de «El viaje del héroe» fue definido por Joseph Campbell a quien le dio por estudiar mucha mitología durante toda su vida y descubrió un patrón, una serie de principios, que gobiernan la narración de las historias e incluso la conducta de la vida.
Según Christopher Vogler en su libro «El viaje del escritor», basado en los estudios de Campbell sobre El Viaje del Héroe «resulta difícil eludir la sensación de que, en efecto, el viaje del héroe existe en alguna parte, existe de algún modo como una realidad eterna…».
La cuestión con este Viaje del Héroe, con esta estructura eterna, es que cualquier historia, cualquiera, tiene un hilo narrativo basado en una serie de etapas que son las que marco en negrita en el siguiente párrafo:
Los héroes se nos presentan en el mundo ordinario, donde reciben la llamada a la aventura. Y aunque inicialmente se muestran reticentes y rechazan la llamada, sin embargo, un mentor, los anima a cruzar el primer umbral.
Ahí encontrarán pruebas, aliados y enemigos para, posteriormente, aproximarse a la caverna más profunda, atravesando un segundo umbral, donde empezará su odisea o calvario.
Y se apoderarán de su recompensa para ser perseguidos en el camino de regreso al mundo ordinario. Al cruzar el tercer umbral, experimentarán una resurrección, vivencia que les transforma, y retornarán con el elixir, una bendición o un tesoro del que se beneficiará el mundo ordinario.
Para verlo en ejemplo práctico, si tomamos La Guerra de las Galaxias (Episodio IV) nos encontramos a nuestro héroe, Luke Skywalker, en el mundo ordinario siendo un granjero en un planeta perdido de la mano de dios.
Y recibe la llamada a la aventura a través de un mensaje de la princesa Leia oculto en R2-D2.
Pero rechaza la llamada porque debe quedarse ayudando a sus tíos en la granja.
Y entonces aparece el mentor que es Obi Wan para darle a Luke la espada láser que perteneció a su padre.
Y, finalmente, atraviesa el primer umbral, empujado por la muerte de sus tíos, cuando los soldados del imperio queman su granja.
En la cantina conoce a enemigos y a aliados que le acompañarán en el viaje, como Han Solo. Y a partir de la cantina comienzan las pruebas de Luke para ser un Jedi.
El héroe se aproxima a la caverna más profunda, en este caso Luke y sus aliados se ven en la Estrella de la Muerte donde van a tener que rescatar a la princesa Leia. Y entonces sucede la odisea o calvario, ese duro momento cuando Luke, Leia y demás compañeros se encuentran atrapados en el triturador y no sabemos si saldrán vivos de ahí y tampoco si Luke morirá ahogado al ser atrapado por el monstruo en el agua.
Una vez que el héroe sobrevive al calvario puede hacerse con la recompensa, en este caso, los planos de la Estrella de la Muerte, que pueden permitir encontrar el punto flaco de la nave para reventarla.
Y ya, casi al final de nuestra historia, en la que, como diría a gritos una vecina que tuve cuando le avisaban para cenar («espera, hija, que está ya en la cumbre la película»), nos situamos en el camino de regreso, cuando a Luke y Leia les toca huir de un Darth Vader muy cabreado que les persigue.
Y, de ahí, a la batalla final que, tras ser ganada por el héroe, experimenta la resurrección. Para poder retornar con el elixir que es su aportación para restablecer el equilibrio en la galaxia.
Cualquier novela, película, cómic, historia, tiene una estructura similar. No tiene que ser en orden secuencial, no tiene que ser una etapa detrás de otra, algunas pueden darse en paralelo. Algunas pueden ser tan breves o sutiles que parece que no están. Pero en cualquier historia se pueden encontrar estas etapas.
Como no puedo esconder a estas alturas de la vida que soy muy friki, veamos qué pasa si nos llevamos el esquema de el viaje del héroe a una historia sobre «La gestión de riesgos sobre los datos de carácter personal»
- Tenemos a nuestro héroe: el titular de los datos. Nosotras, personas meras mortales, cuyos datos personales quieren muchas empresas porque, dicen, son el petróleo actual.
- Nuestro héroe está en su mundo ordinario: cuidando de sus datos e información personal, sin divulgarlos a cualquiera.
- Y es llamado a la aventura: ve una aplicación que es una red social de moda que tiene muy buena pinta y le invita a facilitar sus datos.
- Pero rechaza la aventura: no se siente seguro dando sus datos a un tercero.
- Y aparece el mentor: el clausulado de información, la política de privacidad de la red social, que establece cómo se lleva a cabo el tratamiento de los datos en la aplicación. El mentor, como siempre, puede ser un poco pesado, la política es muy larga y tiene muchas palabras legales. Sí, parece un mentor de fiar y dice que velan por la seguridad de los datos de nuestro héroe. Y de esta manera, cruza el primer umbral y decide ponerse en manos de la empresa propietaria de la red social.
- Y así conoce a los aliados, los activos de apoyo en los que van a tratar y a almacenar los datos personales facilitados en la aplicación. Los aliados son las bases de datos que almacenan la información. Y conoce a los enemigos: las vulnerabilidades que pueden explotar esos activos de apoyo porque no tienen medidas adecuadas, enemigos como parches de seguridad desactualizados, o contraseñas poco robustas.
- Y nuestro héroe se aproxima a la caverna más profunda cuando sus datos son objeto de una potencial brecha de seguridad causada por una «fuente de riesgo»: un trabajador muy cabreado con la empresa dueña de la red social y está empezando a tomar la decisión secreta de irse a la competencia porque no puede más. Y, un día, le tienta el destino porque se da cuenta de que tiene acceso a toda la información de la base de datos donde está la información de nuestro héroe. Resulta que los permisos de acceso a la base de datos están mal configurados y el trabajador, nuestra fuente de riesgo, tiene acceso a información a la que no debería. Y empieza a pensar cuánto dinero sacaría si vende esos datos a la competencia que en esta empresa le tienen bien fastidiado.
- Y ahí llegamos a la odisea o calvario de nuestro héroe, cuando se produce un «evento temido», el acceso ilegítimo a sus datos personales por parte del trabajador enfadado.
- Pero, entonces, por serendipias del destino, en una revisión periódica programada por la empresa, justo en el camino de regreso de nuestro héroe, cuando el trabajador cabreado se disponía ya a secuestrar sus datos al día siguiente, la persona responsable de seguridad se da cuenta de que los permisos de la base de datos están mal configurados e implementa la asignación de roles y permisos de manera adecuada evitando, en último término, que se produzca un «impacto» en los datos de carácter personal de nuestro héroe con el robo de su información.
- Y así, nuestro héroe se hace con la recompensa, sin saberlo, porque no tenía ni idea de que sus datos estaban en peligro pero, da igual, su privacidad se ve igualmente recompensada gracias una revisión periódica programada.
- Y así, tras librarse por los pelos de ver afectados sus derechos en materia de protección de datos, nuestro héroe experimenta la resurrección y vuelve con el elixir que es sentirse seguro con sus datos en manos de la empresa propietaria de la aplicación.
En definitiva, El viaje del héroe 😉