Estamos viendo, con la pandemia de coronavirus que vivimos, que los recursos médicos con los que contamos no son ilimitados, y la necesidad de manejar y gestionar los mismos para no llegar al desabastecimiento. Mientras, por otro lado, se intenta crear un punto de inflexión para conseguir controlar y frenar su expansión.
Ante esta crisis, la tecnología vuelve a tomar parte para lograr dinamizar el progreso frente a la pandemia y varias empresas están empezando a desarrollar una aplicación, consistente en cruzar información sobre la movilidad de la población con datos de sanidad sobre las personas que hayan dado positivo en test de coronavirus.
¿Cómo? Cada uno de nuestros móviles emite una señal que permite a las teleoperadoras conocer nuestra posición. Si estos datos se emiten a las autoridades sanitarias, se podrá conocer la posición, durante los últimos 15 días, de pacientes con coronavirus, que son los días de incubación del virus que, además, puede cursar asintomático y transmitirse siendo asintomático. Incluso más allá de poder localizar a las personas, lo que esta aplicación pretende es marcar las zonas de mayor riesgo, permitiendo y facilitando el cálculo de un índice en cuanto al grado de exposición de las personas al virus, pudiendo determinar las personas que sean de mayor riesgo según sus circunstancias personales y las de su entorno. Una casuística que, hoy en día, aún no es posible.
Hay que tener en cuenta que las normas de desarrollo sobre protección de datos en el marco de la Unión Europea están diseñadas para garantizar el adecuado tratamiento de datos personales, entendiendo por datos especialmente sensibles los datos de salud. Y que la piedra angular sobre la que gira toda la aplicación es, precisamente, la transmisión de datos privados de salud de los ciudadanos, así como permitir la geolocalización de los mismos. Lo cual puede suponer una injerencia grave en nuestros derechos fundamentales.
La solución que se ha planteado ante este problema, es introducir un sistema de cifrado que permita mover y cruzar los datos de manera anónima. En cuanto a la geolocalización, la AEPD explica que se debe partir de las amplias competencias de la administración en situaciones excepcionales como las que vivimos, y que debido a esto se debe entender el uso de este tipo de datos como un beneficio para el interés público, pues es la mejor manera para conocer las zonas con un mayor número de afectados.
Por último cabe señalar que estos datos solo estarían al servicio de los organismos gubernamentales y durante el tiempo estrictamente necesario para el fin que se persigue, es decir que la vida del dato se plantea sumamente breve.
Hasta ahora los datos personales han tenido una posición de garantía frente a todo. La privacidad e intimidad han sido derechos blindados y plenamente inviolables para la Unión. No obstante, hoy en día hay mucho más en juego y la balanza que se establece es buscar la proporcionalidad entre seguridad y bienestar, libertad y privacidad.