La Agencia Española de Protección de Datos ha realizado un estudio sobre la huella digital, es decir, la información que vamos dejando cuando usamos nuestros dispositivos conectados a Internet. En el estudio se define la huella digital como «una recopilación sistemática de información sobre un determinado dispositivo remoto con el objetivo de identificarlo, singularizarlo y, de esa forma, poder hacer un seguimiento de la actividad del usuario del mismo con el propósito de perfilarlo.»
Fenómenos como el Internet de las Cosas (IOT) o los wearables, incrementarán de forma notable dicha huella digital frente a los dispositivos más utilizados en la actualidad, como teléfonos móviles, tabletas y ordenadores tradicionales.
Desde el punto de vista de negocio, es importante que las empresas anticipemos estos riesgos para dar seguridad jurídica a nuestros clientes. De nada vale que nuestro modelo sea exitoso si es a costa de la privacidad de nuestros usuarios.