En ocasiones utilizamos elementos de fantasía, ya sea en las publicaciones de nuestros blogs o en nuestros contenidos formativos, para explicar cuestiones de derecho tecnológico. Y lo hacemos por varios motivos:
- Porque somos muy frikis, no podemos evitarlo y, además, nos gusta.
- Porque creemos que, a veces, una rama del derecho tan compleja como es el derecho informático y, en especial, la privacidad y la gestión de la seguridad de la información, puede hacerse mucho más comprensible utilizando elementos de fantasía.
- Porque nos divierte hacerlo así.
Y cuando explicamos cuestiones jurídicas con elementos y sujetos de fantasía, que en muchas ocasiones son hechiceras, magos y personas con superpoderes en general y, en otras, objetos mágicos o incluso multiversos, lo llamamos «alquimia».
Por eso veréis que cuando contamos el derecho tecnológico con esos elementos de fantasía, incluyen la etiqueta o el aviso de «Legal Alchemy». Es para avisar de que ahí hemos practicado algún tipo de alquimia.
Y es que la alquimia, al fin y al cabo, está asociada a elementos místicos y mágicos que guiaban la transformación de las sustancias y, posiblemente, involucraban algún que otro ritual 😉