Muévete rápido y rompe cosas
El lema de Facebook «Move fast and break things» (Muévete rápido y rompe cosas), planteado por primera vez en 2008 y personificando la filosofía de innovación de Zuckerberg, ha inspirado a innumerables emprendedores y profesionales digitales, al mismo tiempo que nos ha dado dolores de cabeza a muchos abogados.
Este lema, que vincula agilidad con ruptura para promover innovación, ha llevado a algunos a pensar que en su afán por romper, lo más sencillo es desafiar las reglas establecidas para convivir armónicamente sin perjudicar a terceros.
Es evidente que este planteamiento es incorrecto. En lugar de infringir normativas, la verdadera innovación y disrupción radica en cuestionar cómo operan las empresas, el mercado, la industria o un modelo de negocio existente. Sin embargo, esto requiere más esfuerzo que simplemente desatender las leyes de propiedad intelectual, protección de datos o los derechos de los consumidores y usuarios.
Está claro que cumplir con las normas implica detenernos un momento para entender cómo estas afectan a nuestros proyectos digitales, pero insistimos en que esto no implica necesariamente ser menos ágil.
Si consideramos todo el ciclo de desarrollo de un proyecto, el aspecto legal surgirá tarde o temprano y, en base a nuestra experiencia, cuando esto ocurre al final, el retraso es mayor, cabiendo la posibilidad de que el proyecto esté abocado al fracaso.
A continuación planteamos algunas ideas que aportamos para que la legalidad del proyecto no sea un problema de agilidad.
1. Define bien el marco legal
Cuando abordamos un proyecto digital, lo primero que debemos hacer es definir su marco legal. Esto no sólo implica considerar las leyes aplicables en función del alcance geográfico y material del proyecto, sino también tener en cuenta el conjunto de contratos asociados al mismo. Por ejemplo, si el proyecto se desarrolla dentro de un servicio que se presta a un cliente, se debe estar al tanto de las cláusulas que especifican los derechos y obligaciones de ambas partes.
Al igual que los contratos, la mayoría de los proyectos digitales se basan en productos y servicios de terceros. Las tecnologías que integramos (sujetas a licencias) y las plataformas en las que desplegamos (donde almacenamos datos personales) son productos y servicios de terceros, regulados por contratos que rara vez leemos pero que impactan significativamente nuestro proyecto.
2. El Momento Adecuado es Clave
¿Aspiras a ser ágil? Consulta con tu área o asesor legal desde el inicio del proyecto, cuando aún es una mera idea o boceto. Es en ese momento cuando aún todo está por decidir, que conocer las reglas del juego (marco legal) te permitirá tomar las mejores decisiones, e incluso identificar oportunidades de negocio o espacios de innovación, minimizando los costos de adaptación legal una vez que todo esté en marcha. Ten presente que, aunque somos abogados, tenemos limitaciones y no sabemos de alquimia jurídica.
3. Desmitificando Creencias: Es Posible Aplicar Metodología Agile y Cumplir con la Ley
El aspecto «legal» es, de hecho, compatible con las metodologías más empleadas. Aquí algunos ejemplos:
Scrum
Si eres un «product owner» en Scrum, debes considerar el momento adecuado para involucrar al área de cumplimiento normativo. Los abogados no somos ajenos a esta metodología y formamos parte del conjunto de «stakeholders» que se deben tener en cuenta. Nos sentimos cómodos con esta metodología, en la que podemos enfocarnos en funcionalidades concretas, teniendo en cuenta el marco completo, para advertir los riesgos asociados y las medidas para mitigarlos.
Design Thinking
La definición del problema es una etapa clave cuando se aplica el Design Thinking. En esta fase, el equipo se centra en comprender y articular claramente el problema a resolver. Esta comprensión incluye no solo entender las necesidades y deseos de los usuarios, sino también los desafíos y limitaciones existentes, que suelen encontrarse en marcos de referencia, entre ellos el legal. En definitiva, una definición del problema que no tenga en cuenta las condiciones legales no es completa y, por ende, es deficiente.
Lean Startup
Al aplicar la metodología Lean Startup para desarrollar nuestro modelo de negocio de manera ágil y crear un Producto Mínimo Viable para validar nuestras hipótesis de negocio, debemos considerar la viabilidad legal. No tiene sentido tener un producto o servicio con demanda si no puede comercializarse debido a restricciones legales.
Otra Clave: Involucra a tu Asesor Legal en tus Herramientas
¿Utilizas Notion? Podemos crear una base de conocimiento legal para las preguntas frecuentes y generar plantillas de contratos y requisitos legales. ¿Usas Airtable? Es maravilloso para tener inventariados las licencias de software y acuerdos con proveedores. ¿Y qué tal Trello? Podemos generar tarjetas con listas de verificación legales en propiedad intelectual o protección de datos.
Puedes Ser Rápido o No, pero En Todo Caso Debes Ser Legal
Facebook ha cambiado su lema varias veces desde 2008 hasta 2020, año en el que adoptó «Give People the Power to Build Community and Bring the World Closer Together» (Dar a las personas el poder de construir comunidad y acercar al mundo).
La herramienta más poderosa que hemos creado en nuestras sociedades para construir comunidades no es una aplicación informática, sino la democracia y las leyes que elaboramos a través de ella para respetarnos y vivir en paz.
Hoy en día, afrontamos el desafío de la Inteligencia Artificial, que ofrece muchas oportunidades de negocio pero también plantea grandes retos legales. Sacar lo mejor de la IA y evitar daños a la sociedad requerirá que los abogados participemos más activamente desde el inicio en los proyectos digitales que utilicen la IA.
En conclusión, ser rápido es una opción que no depende del cumplimiento legal. Involucra a tu asesor desde el principio, comparte tus ideas y herramientas y busca escenarios viables de innovación. Todo es cuestión de método, nada más.
Juan Carlos Álvarez
Socio-Consultor en cohaerentis
Especialista en Competitividad y Derecho Digital