En un escenario normal, PRE-COVID19, las empresas todavía estaban a tiempo para elegir el ritmo en el que completaban su ciclo de transformación digital, en función de la presión a las que las iba sometiendo el mercado, sus clientes y la competencia. Sin embargo en cuestión de semanas todo ha cambiado, demasiado rápido, demasiado radical, sin darnos tiempo apenas a reaccionar. La economía se ha paralizado en la práctica, consumidores y trabajadores retenidos en sus domicilios, consecuencia de las medidas impuestas para frenar el avance de la pandemia, y todos tenemos la sensación que lo peor está por llegar.
No obstante no todas las empresas lo han sufrido por igual. Salvando aquellas actividades económicas que requieren presencialidad de forma irremediable, el hibernación económica ha sido diferente para aquellas empresas que tenían instaladas capacidades digitales frente a las que no. Una empresa como cohaerentis, que ya tenía el teletrabajo integrado en su rutina, no ha notado prácticamente ningún cambio. Todos los procesos, recursos y dinámicas han continuado sin que supusiera un mayor esfuerzo o se generaran nuevos riesgos derivados de la improvisación.
Lo mismo podemos decir de aquellas empresas que tenían instalada la capacidad comercio electrónico (retail), la telemedicina (salud), el streaming (industria cultural) o, yéndonos a ejemplos extremos, o el IOT y la automatización (industria). Para estas organizaciones el panorama es un poco menos desolador, ya que cuentas con herramientas digitales que les permite continuar de alguna manera con su actividad empresarial.
Ahora más que nunca, hay que ser metódicos y decididos
¿Pero qué ocurre cuando el proceso de transformación no está culminado o ni siquiera se ha iniciado? En estos momentos, en los que urgentemente buscamos nuevas vías de reactivación, emerge la necesidad de un “liderazgo digital” que deben asumir los directivos de todo tipo de organizaciones, para acelerar la toma de decisiones de forma eficiente y acertada.
Para la asunción de este liderazgo digital proponemos dos acciones fundamentales:
1.- Define claramente qué eres capaz de hacer ahora con la tecnología con la que cuentas, y concreta qué quieres llegar a poder hacer con nueva tecnología a tu alcance.
2.- Deduce las competencias que requerirán tus trabajadores y las implicaciones asociadas al proceso de transformación.
Ampliando un poco más el marco de análisis, estos son las preguntas que tienes que responderte:
- ¿Cuál es mi objetivo? ¿Con qué finalidad quiero adoptar una tecnología?
- ¿Qué tecnología es la idónea y proporcional a mis objetivos?
- ¿Qué competencias requiere esta tecnología? ¿Cuánto tiempo requerirá su adopción?
- ¿Qué consecuencias tiene su adopción? ¿Qué procesos están implicados? ¿Cuál es el coste económico y emocional de su adopción? ¿Qué normativa debo revisar para su adopción?
Keep calm, and make good decisions
Seguir un método para diseñar y gobernar tu transformación digital ayuda a recorrer el 80% del camino. El restante 20% tenemos que dejarlo a la intuición y al sentido común, para llevar a cabo en la práctica los cambios necesarios en función de las peculiaridades de cada organización, así como de sus prioridades y recursos.
La ejecución de cada proyecto deberá atender a la naturaleza de la tecnología y la capacidad que se desea adquirir.
En todo caso tenemos que superar la parálisis inicial y resignarnos a la sola reducción de costes. Nada volverá a ser como antes, y la reactivación será gradual pero segura. Ahora sí que es cierto. Nuestro futuro será digital, o no será.
Juan Carlos Álvarez
Socio-Consultor en cohaerentis
Especialista en Competitividad y Derecho Digital