Las empresas tradicionales, las «sólidas», están condenadas a la extinción. Las empresas llamadas a la perdurabilidad son, al menos hasta el día de hoy, precisamente las «líquidas». Esas empresas ágiles, flexibles, adaptables… son las que buscan los millennials.
Los nuevos profesionales, no quieren pertenecer a organizaciones rígidas, estáticas, con poca maniobrabilidad de cambio y menos apertura a la participación colectiva de sus equipos, no sólo porque éstas estén condenadas al fracaso, sino porque su cultura empresarial y su gestión organizativa son contra natura en un contexto como el actual: no responden a las necesidades, más allá de las económicas, de los trabajadores ni de la sociedad.
Ante nuevos modelos de ciudadanos, consumidores, profesionales… irremediablemente necesitamos nuevos modelos de empresas, organizaciones e instituciones.