A día de hoy, nuestros dispositivos móviles contienen multitud de información personal casi sin que nos percatemos de ello. El móvil, que inicialmente era objeto de llamadas y SMS, ha pasado a tener mucha más relevancia y, prácticamente, ahora podemos encontrar todo tipo de archivos y aplicaciones que guardan gran variedad de información, desde imágenes hasta nuestra geolocalización o documentos confidenciales.
A medida que pasa el tiempo, la sociedad está mucho más concienciada y preocupada sobre los peligros que supone una pérdida de datos o el acceso por terceros a los mismos sin consentimiento. Sin embargo, en la mayoría de los casos, no sabemos reconocer cuándo estamos siendo objeto de ataques o en qué momento, nuestro dispositivo es más vulnerable. Por este motivo, la AEPD formuló hace un par de semanas una serie de recomendaciones para ayudar a las personas víctimas de la violencia de género y de violencia digital, centrándose en los siguientes puntos:
- Pérdida de privacidad. Queremos descargar una aplicación y lo primero que aparece es la aceptación de una serie de “permisos”, y tú piensas, ¿para qué quiere un juego del móvil mi localización? Sin darle demasiada importancia. Pero, ¿de verdad la tiene? La respuesta es que en muchos casos sí. En ocasiones, las aplicaciones permiten que terceros obtengan información a través de apps conocidas como “spyware” o “stalkerware”, para reconocer indicios de pérdida de privacidad. La Agencia apunta a que debemos estar pendientes de la duración de la batería (dura menos aunque lo utilizas de la misma manera que siempre); el móvil se recalienta demasiado; se apaga y se enciende o produce interferencias. En efecto, tu móvil no se ha vuelto loco ni ha sido poseído por un ente paranormal, lo más probable es que un tercero esté accediendo al mismo.
- Recomendaciones para proteger la privacidad. En este punto, la AEPD nos da una serie de consejos para mantener el móvil seguro de los ciberataques, como por ejemplo, mantener el móvil siempre actualizado, bloquear el móvil siempre que no se utilice, tener un buen patrón de desbloqueo y contraseñas robustas y la detección de accesos y usos no controlados de dispositivo, a través de la revisión de los accesos que tienen las aplicaciones a nuestro móvil. En este punto, además, la propia Agencia indica una serie de aplicaciones para evitar los accesos no deseados para dispositivos Android e iOS, además de sistemas de cifrado.
- Violencia digital sobre menores de edad. La información se propaga por internet a una velocidad vertiginosa, esto implica, de forma directa que aumenten los delitos de tipo informático, ya no solo en perjuicio de víctimas de violencia de género, sino también, contra los más pequeños. Estos últimos años no nos resulta extraño ver a niños de corta edad manejando tablets mejor que cualquier persona adulta, antes de haber aprendido a leer o escribir incluso. En la mayoría de los casos, los jóvenes utilizan los dispositivos y las redes sociales para comunicarse e intercambiar información que en determinadas circunstancias les exponen a un gran peligro. El bullying, grooming, la sextorsión, el seguimiento continuado de los menores por distintas plataformas cada vez es mayor, por ello, en este punto se indican guías para prevenir el acoso y una ficha para poder identificar los diferentes delitos cibernéticos.
- Retirada de contenidos y enlace a contenidos de interés de la AEPD. Por último y no menos importante, la AEPD proporciona un canal para poder comunicar o denunciar la difusión ilegal de imágenes y vídeos a través de Internet. Puede ser utilizado por cualquier ciudadano que se vea perjudicado, ya sea porque han subido sin su consentimiento imágenes o vídeos con contenido sexual, con actos en los que aparezca cualquier tipo de agresión o que dejen a la persona en cuestión en una situación perjudicial o de indefensión. Además, cuando esos archivos hayan sido publicados en alguna red social, también la recomendación nos proporciona información para poder denunciar a través de plataformas como Facebook, Google, Instagram…
– Laura Cebrián Santaolalla-